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¿Jamón o paleta? Guía anticuñados listillos

Las dos en punto. Tiemblas, estás nervioso y sudas. No sabes bien por qué, pero resoplas. Te tranquilizas y te dices a ti mismo que hoy no puede fallar nada. Has preparado un picoteo de diez para que él esté ocupado disfrutando a dos carrillos. Sobre la mesa tres copas, una botella de su vino tinto preferido y un buen plato de la mejor paleta ibérica de bellota. Suena el timbre, comienza la función.

Respiras hondo, abres la puerta, y te lo encuentras de frente. Sabes lo que va a hacer y lo que va a decir. Para eso es tu cuñado, y ya son más de diez años aguantando la misma broma:

“Con lo gordo y feo que eres, no sé cómo mi hermana se ha casado contigo, majetón”.

Ya está, ya lo ha dicho. Pero no pasa nada. Ya conoces sus hábitos: esa sonrisa de espabilado que le acompaña siempre y un paso firme hacia el comedor. Cómo siempre, el Cuñadus Tipicus viene con hambre. Echa un vistazo a la botella de vino y da un buen sorbo de la copa. Tu copa. Tú mueves los labios mascullando la típica frase que sabes que va decir: “Es el vino que te recomendé, truhán, se nota que yo te enseño a vivir bien”.

“¿Jamón de bellota?” pregunta el cuñado, mientras dirige la zarpa hacia el plato. “No, paleta ibérica de bellota, respondes con una sonrisa orgullosa y remarcando bien fuerte el ibérica y el bellota. Como si no hubiera palabras más importantes en todo el diccionario: IBÉRICA DE BELLOTA.

A tu cuñado le cambia la cara. La zarpa se detiene en seco. Te mira por encima de sus gafas y alza el dedo acusador. Tú, de nuevo, ya sabes que va a pasar: toca escuchar una sarta de bobadas enmascaradas en una lección digna del mejor de los expertos.

“La paleta ibérica de bellota es un jamón malo. Por eso, yo siempre compro jamón del bueno. No entiendo cómo no puedes saber esa regla básica”.

el cuñado y la paleta ibérica de bellota. | Blog Cerdoh

Pero estás preparado. El Cuñadus Típicus ha cometido su primer error: “La paleta ibérica de bellota es una delicia”, le corriges. “La paleta contiene más grasa” continúas, sacando de debajo del chaise longue una ficticia pizarra repleta de gráficas: “Esa cualidad repercute directamente en su aroma y sabor, diferentes a los del jamón ibérico, pero no por ello menos espectaculares. La grasa hace que la paleta sea más sabrosa que el jamón, y además, debido a su tipología, la paleta ibérica de bellota es muy saludable”.

Las masas aplauden. Te llenas de orgullo y esperas una ovación cerrada de tu cuñado. Incluso un abrazo fraternal.

Pero no llega.

Tu cuñado, simplemente, no escucha sino que continúa con su discurso. El discurso de tu cuñado:

“Parece mentira que no lo sepas. Lo más cerca que ha estado una paleta de un cerdo ibérica es en la carnicería. Es un engañabobos. Como siempre, compañero, te la han metido doblada”.

El cuñado y la paleta ibérica de bellota. | Blog Cerdoh

Segundo error. Imaginariamente, traes un cerdo ibérico al salón y comienzas una explicación detallada: “La paleta ibérica de bellota se extrae de las extremidades anteriores del cerdo, es decir, de las patas de delante. Por eso, y solo por eso, la paleta ibérica de bellota es más pequeña y pesa menos que un jamón ibérico.

El Cuñadus Típicus replica, sin escuchar ni atender a razones: “Lo que te gusta a ti es no rascarte el bolsillo. Con lo que yo me gasto en el jamón de Navidad, tú te compras más de 200 paletas de esas”.

Tercer y último error de tu cuñado: Sí, la paleta ibérica de bellota es un poco más barata que el jamón. Pero eso se debe a su peso y tamaño, menor que el del jamón. Lo cierto es que una buena paleta ibérica de bellota es un verdadero manjar digno de los paladares más exquisitos. Incluído el de tu cuñado.

El cuñado y la paleta ibérica de bellota. | Blog Cerdoh

Pero esta vez no dices ni una palabra. Una vez que has escuchado la charla, sonríes. Sabes muy bien que le tienes dónde quieres: Coges el plato y le ofreces una fina loncha de paleta ibérica de bellota cortada a cuchillo.

Tu cuñado, a regañadientes, se la introduce en la boca. Con los primeros sabores, le cambia la cara y un tímido “Oh” se le escapa entre los labios. Las pupilas del Cuñadus Típicus se han dilatado y, rápidamente, se dirige a los picos de pan para acompañar el resto del plato, el cuál dura alrededor de unos dos minutos entre las manos de tu cuñado: Record Indoor en la categoría de ‘Cuñados Gourmet’. Tan rápido con las manos como con la lengua.

Ahora sí: Tras acabar chupando el plato, tu cuñado se sienta en tu sofá con la copa de vino entre las manos. Tú disfrutas del silencio y de una nueva victoria moral. Dejas al cuñado mascando su derrota y te diriges a la cocina. Y es allí donde, mientras das un beso al pack de cinco sobres de paleta ibérica de bellota de Cerdoh!, escuchas la voz de tu cuñado:

“Oye, ¿y no tienes más de esa paleta ibérica de bellota?”

Victoria.

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