Si hay un momento del año en el que el amor está en el aire, con permiso de San Valentín, es en Navidad. No sabemos si será el efecto de pasarnos el día escuchando a Mariah Carey, por todas esas películas que hablan de milagros navideños y que no paran de emitir desde noviembre, o porque simplemente estamos “anestesiados” por toda la comida y la bebida que ingerimos en esas fechas, pero lo cierto es que durante las navidades flotamos en una burbuja de alegría y bondad. Y eso nos lleva a hacer partícipes a los demás de nuestra felicidad en modo de regalo, mediante las tradicionales cestas de Navidad o buscando, con mayor o menor acierto, cualquier otro obsequio. Pero, ¿te has planteado alguna vez el origen de esta costumbre tan arraigada?
Regalar cestas de Navidad es una tradición muy antigua. ¿Sabes cómo se inició?
La tradición de hacer regalos en Navidad viene de muy, muy lejos. Quizá no comenzase tal y como la concebimos hoy en día, ya que es cierto que actualmente la Navidad puede tener cierto enfoque consumista, pero su esencia se ha mantenido intacta durante cientos de años. Y en Cerdoh! tenemos claro que si algo ha logrado perdurar durante tanto tiempo en nuestra cultura es, sin duda, porque nos aporta felicidad.
Así que, como siempre debemos profundizar en todo lo que conlleve ser más felices, ¿qué te parece si hacemos un viaje en el tiempo para explicarte el significado de regalar cestas de Navidad? Y, de paso, te damos algunos consejos para encontrar la cesta perfecta.
¿Cuándo se empezaron a dar cestas de Navidad?
Al menos en España, si nos preguntan por el origen de los regalos y las cestas de Navidad probablemente lo relacionaremos con el cristianismo, ya que en la Biblia se narra la entrega de presentes por parte de los Reyes Magos para celebrar el nacimiento del niño Jesús.
Sin embargo, algunas teorías apuntan a que esta tradición es incluso más antigua y formaba parte de un ritual de la Roma pagana en honor a Saturno. Al parecer, las fiestas Saturnales terminaban el día 25 de diciembre, coincidiendo con la finalización de la siembra invernal, cuando la claridad diurna comenzaba de nuevo a alargarse.
Quizá debido a esta tradición romana, el 25 de diciembre es una fecha que actualmente también celebramos, ya que para muchos marca la llegada de Papá Noel (o Santa Claus, Babo Natale… su nombre es diferente dependiendo del país). Al parecer, la historia de este simpático personaje se remonta al siglo III en Turquía, y se basa en un joven huérfano que heredó una gran fortuna y, al convertirse en sacerdote, decidió destinarla a ayudar a los niños y las personas necesitadas.
Debido a motivos religiosos, por tradición o simplemente porque a los españoles nos encanta sumarnos a cualquier tipo de celebración, en el siglo XIX surgió en nuestro país la costumbre de regalar cestas de Navidad. Esta tradición la promovió la Administración Pública como agradecimiento y felicitación navideña para sus empleados, pero cuando verdaderamente se asentó fue en los años ‘50, ya en el siglo XX, porque muchas empresas del sector privado también empezaron a repartir cestas de Navidad a sus trabajadores.
¿Qué significado tiene para los empleados recibir una cesta navideña?
Regalar una cesta de Navidad, al igual que hacer cualquier otro tipo de obsequio, tiene muchas implicaciones simbólicas tanto para quien hace el regalo como para quien lo recibe. Se trata de un gesto de agradecimiento, de cariño y de reconocimiento por parte de los empleadores, que genera un sentimiento de unidad e igualdad entre los trabajadores. A diferencia de otros “regalos” navideños que realizan algunas empresas, como la paga extraordinaria de Navidad, la canasta navideña no está ligada a un salario, ni a unos objetivos. Por lo tanto, todos los empleados suelen recibir la misma cesta.
Para los empleados, a su vez, la cesta de Navidad representa un detalle que les hace sentirse valorados. La compensación económica no lo es todo, por lo que algunos gestos relativos al salario emocional pueden ser muy significativos para los trabajadores. Entre estos gestos también tiene un lugar destacado la celebración de una comida o cena de Navidad con los compañeros, pero es cierto que la connotación es distinta, ya que la cesta es un regalo que se hace no solo al empleado, sino que también está pensado para que se pueda compartir.
En cuanto a la fecha más apropiada para regalar las cestas de Navidad de empresa, desde Cerdoh! siempre recomendamos que se repartan al menos unos días antes de la Nochebuena. En Navidad muchos empleados se cogen unos días de vacaciones para celebrar las fiestas con sus seres queridos, lo que en muchos casos implica tener que viajar, y a partir del 20 de diciembre ya hay muchas personas que abandonan la oficina por unos días.
Asimismo, si en la empresa también se celebra una comida o cena para celebrar las fiestas, éste puede ser el momento más apropiado para hacer el reparto. De este modo, la entrega de la cesta de Navidad se enmarca en un momento festivo y relajado, lo cual contribuye a remarcar aún más el simbolismo del regalo.
¿Qué debe tener una canasta navideña ideal?
La confección de una cesta de Navidad que pueda ser apta para todos los bolsillos pero en la que, a su vez, encontremos productos de calidad, no está exenta de dificultad. Teniendo en cuenta que estas canastas tienen por objetivo que los trabajadores compartan los productos con sus seres queridos, habitualmente en las celebraciones navideñas (Nochebuena, el día de Navidad, fin de año, Reyes,…), lo recomendable es incluir en ellas productos gourmet.
Si hay un producto en España que se puede considerar de la máxima calidad, ése es el jamón ibérico de bellota. Por lo tanto, incluir jamón o paleta ibéricos en nuestra cesta de Navidad es prácticamente una obligación. Y, en realidad, el resto de embutidos ibéricos son casi tan valorados como el jamón, o incluso se encuentran a la par. Una caña de lomo ibérico 100% de bellota, o unos sobres de salchichón o chorizo ibéricos, siempre son más que bienvenidos en las cestas navideñas.
Asimismo, de sobra es conocido el amor que le profesamos los españoles al queso, así como la la calidad de los quesos de nuestra tierra. Ya sean curados, semi curados o tiernos, de cabra, de oveja, con especias o con frutos secos, incluir al menos una cuña de queso en los lotes navideños es siempre un acierto.
En cuanto a las bebidas, lo más habitual es que en las cestas de Navidad se encuentre una botella de buen vino (ya sea tinto, rosado o blanco, aunque lo habitual es el tinto), de cava o de champán. Y es que, aunque cada vez más personas se declaren abstemias, casi nadie puede resistirse a brindar con los suyos en Navidad.
Por último, los dulces tradicionales navideños también son un clásico de muchas cestas de Navidad. Turrones, polvorones, mantecados o los cada vez más presentes chocolates pueden aportar un punto dulce a estas canastas.
En cualquier caso, aunque hay quien dice que no existe el regalo perfecto, pensamos que puede deberse a que no conoce nuestras cestas de Navidad. Las tenemos de todo tipo: en formato mini, en gran formato e incluso una cesta de Navidad gourmet. ¡Como ves, nos adaptamos a todo tipo de consumidores!