Seguro que has escuchado en alguna ocasión que el jamón engorda. O que está terminantemente prohibido comer jamón ibérico durante el embarazo. Y también es posible que creas que un cerdo ibérico de bellota se alimenta, exclusivamente, de bellotas. Pero todo esto no son más que mitos sobre el cerdo ibérico que están muy extendidos. Falsas creencias que, a base de repetirlas y escucharlas una y otra vez, acaban pareciéndonos reales.
Desde Cerdoh! vamos a intentar aclarar algunas cuestiones. Porque, como enamorados del cerdo ibérico que somos, queremos que conozcas todas sus bondades, y que lo disfrutes a menudo y en las mejores condiciones.
Índice:
¿La pata negra es tan negra como la pintan?
En España, decir que algo o alguien es “de pata negra” significa que es muy bueno, auténtico. De lo bueno, lo mejor. Y, de hecho, muchas personas siguen hablando del jamón de pata negra como el máximo exponente de la calidad.
Pero, para ser exactos, debemos hablar de pezuña negra, y no de pata negra. Los cerdos ibéricos se suelen distinguir por esta característica, aunque los hay de otras tonalidades un poco más claras.
Por otro lado, existen cerdos que nada tienen que ver con nuestra raza ibérica pero que también son “de pata negra”. Por ejemplo, los ejemplares de cerdos mangalica húngaros también pueden tener el pelo y las pezuñas negras.
Por lo tanto, cuando busquemos la máxima calidad de un producto ibérico debemos acostumbrarnos a hablar de cerdos ibéricos de bellota, y no de cerdos de pata negra.
¿Se puede comer jamón ibérico durante el embarazo?
Sin duda, ésta es una pregunta que se han hecho casi todas las mujeres gestantes de España. Y si consultan en internet encontrarán algún que otro artículo, sin la menor base científica, que les indicará que no deben comerlo. Incluso algunos especialistas médicos no lo tienen del todo claro. Por lo tanto, muchas embarazadas siguen creyendo este mito sobre el jamón ibérico y se decantan por no probarlo “por si acaso”.
Sin embargo, un estudio publicado en 2016 por investigadores de las universidades de Granada y Valencia lo dejó meridianamente claro: si el jamón ibérico de bellota respeta la curación que marca la normativa vigente, sí puede ser consumido durante el embarazo. Así pues, las embarazadas pueden estar totalmente tranquilas disfrutando de los productos ibéricos de Cerdoh!, ya que han pasado por todos los controles pertinentes.
Otra cosa bien distinta son los jamones y embutidos de una matanza de pueblo, donde no se analiza cada parte del cerdo para comprobar si tiene toxoplasmosis. En este caso, por tanto, no es conveniente comerlo.
¿Qué podemos usar como “tapadera” del jamón?
Ya habrás escuchado infinidad de recomendaciones sobre cómo cubrir tu jamón ibérico una vez empezado. Pero si alguna de ellas incluye paños de cocina o su propia grasa, de nuevo estamos hablando de mitos sobre el cerdo ibérico. O, al menos, en parte.
El uso de la grasa para cubrir la zona del jamón que hemos empezado puede ser aceptable cuando el consumo de esa pieza sea constante, a diario. De lo contrario, el efecto será nocivo. Pasados tres o cuatro días, el tocino puede oxidarse, generando moho, lo que transmite sabores y olores desagradables a la carne.
Entonces, ¿cuál es la mejor fórmula para tapar el jamón? Si el consumo no va a ser diario, la manera más higiénica de preservar la pieza es apostar por un film transparente y bien colocado. De esta manera no entrará aire y se retrasará el proceso de secado.
Además, debemos recordar que la mejor forma de preservar un jamón ibérico es reproducir las condiciones de luz y temperatura de una bodega.
¿Un cerdo ibérico de bellota solo come bellotas?
Hablar de un lomo o un jamón ibérico de bellota no es sinónimo de que el cerdo se haya alimentado exclusivamente de bellota. Entre otras razones, porque las bellotas no están presentes en el campo durante todo el año. Empiezan a caer de las encinas en el mes de octubre y se encuentran, aproximadamente, hasta marzo.
La ley obliga a que el cerdo esté al menos 60 días en el campo durante ese periodo para que sus jamones y lomos sean considerados de bellota. Pero el resto del tiempo puede seguir en el campo alimentándose de raíces, hierbas aromáticas, pastos naturales,… Así que ya sabes: si en alguna parte lees que un cerdo ibérico se alimenta al 100% de bellotas, estás ante otro mito.
¿Nos vamos a poner “como un cerdo” si comemos carne de cerdo?
Un mito muy extendido sobre el cerdo ibérico es que si lo comemos a menudo acabaremos engordando y con el colesterol por las nubes. Pero la clave, fundamentalmente, está en la moderación. Si todos los días nos atiborramos de chorizo, salchichón, lomo o jamón nuestra salud acabará resintiéndose. Pero también pasaría si abusamos de los plátanos, las nueces o cualquier otro alimento, aunque nos parezca saludable.
La realidad es que la carne de cerdo tiene un alto valor nutritivo y aporta al organismo sodio, potasio, fósforo, vitaminas B1, B2 y B3, magnesio y calcio. En cuanto al jamón ibérico de bellota, teniendo en cuenta que un plato de cien gramos equivale a unas 300 calorías, podríamos consumirlo perfectamente entre dos y tres veces a la semana tal y como te contamos en este otro post.
¿Tienes en mente algún otro mito sobre el cerdo ibérico? ¿Te gustaría preguntarnos algo? ¡Somos todo oídos, así que esperamos tus comentarios!