El pata negra es indispensable en la dieta mediterránea y nos ayuda a llevar un estilo de vida saludable
Hoy nos hemos levantado con ganas de marcha y nos hemos propuesto echar por tierra todos esos mitos y leyendas que circulan por ahí en cuanto a si el jamón ibérico engorda o no.
Y ya desde el principio y para no amargarte esa lonchita tan rica que sabemos que te estás comiendo mientras nos lees :), avanzamos que no: ¡el pata negra NO engorda!
Pero para que esto no parezca que es así porque lo decimos nosotros y punto, pasamos a argumentarlo porque todo tiene una explicación.
Lo rico también es sano
Existe una tendencia generalizada y cada vez con más adeptos que consiste en cuidar la alimentación para estar lo más saludables posible y, en definitiva, ¡más felices!
Es en este contexto donde la dieta mediterránea (reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO) con sus numerosas recetas, sus formas de cocinar y el uso de los productos típicos de nuestra tierra juega un papel clave para llevar un estilo de vida sano y equilibrado.
Consulta aquí la lista de los embutidos con menos grasa de tu charcutería.
Dentro de esta dieta mediterránea el jamón de bellota 100% ibérico es un clásico y su consumo está altamente recomendado por tener unas cualidades nutricionales excepcionales y ser una fuente muy importante de proteínas y vitaminas.
Si bien, es cierto que el jamón tiene más aporte calórico que otro tipo de carnes como, por ejemplo, la de pavo, y que engorda si se come en grandes y desmesuradas cantidades -como sucede con muchos otros alimentos-, pero esto no quiere decir que haya que renunciar a él por completo.
Para que tengas una referencia, 100gr. de jamón ibérico equivalen a unas 309 kcal., y en una dieta ajustada a las calorías que necesita nuestro cuerpo y acompañada de ejercicio se consideran adecuados hasta 50 gr. dos veces por semana.
El jamón ibérico de bellota es el embutido más saludable y con menos grasas saturadas que existe.
Todo pasa por la MODERACIÓN y no por la prohibición. Por comer la cantidad acorde con las calorías que se gastan y no empacharse, sino saborearlo y aprovechar su poder saciante y nutritivo.
Y que el jamón no engorda tanto como mucha gente piensa es algo que está demostrado por investigaciones realizadas por la Unidad de Endotelio y Medicina Cardiometabólica del Hospital Ramón y Cajal.
La mala fama de la buena grasa
La base de esta controversia parte de una creencia popular y errónea que apunta que si el jamón ibérico engorda es por la grasa.
De hecho, lo de retirar la grasa lo hemos visto miles y miles de veces, y no deja de ser una equivocación total: el ‘tocino’ es el artífice del sabor inigualable de un pata negra y una de las partes más nutritivas.
Este gesto, que por supuesto ningún amante del jamón ibérico debe hacer, tiene su razón de ser en que tradicionalmente ha corrido el pensamiento de que la carne de cerdo contenía mucha grasa saturada (abundante en los alimentos de origen animal -carne, leche, huevos- y considerada dañina para la salud, ¡ésta sí que engorda!), pero sin embargo podemos confirmar que la grasa del jamón ibérico de bellota es de excelente calidad y rica en antioxidantes.
Más del 50% de esta grasa son grasas insaturadas, principalmente ácido oleico. Y los ácidos grasos monoinsaturados son muy superiores en el cerdo que en otras carnes, y más cuando ha sido alimentado de bellota.
El jamón ibérico es una carne baja en calorías con un contenido en grasa de aproximadamente el 15%.
Además, hay otro elemento que se asocia malamente con el jamón y es el colesterol alto. Pero ante esto tenemos que informar de que el ácido oleico eleva la producción del colesterol HDL (el bueno) y disminuye el LDL (el malo), así que va de cine para mantener los niveles de colesterol adecuados y prevenir las enfermedades cardiovasculares.
¿Moraleja? ¡Que nunca es bueno abusar de nada! El jamón ibérico, comiéndolo razonadamente, no engorda, mejora la presión arterial, no afecta al colesterol ¡y nos ayuda a vivir más y mejor!