Si no llevas mucho tiempo metido en el mundillo del jamón ibérico de bellota «nivel usuario», por mucho que te guste comer este manjar divino, ya te habrás dado cuenta de que hay bastantes preguntas que uno puede hacerse: Por ejemplo: ¿cómo identificar un jamón ibérico bueno, bueno?
Y ya puestos, ¿jamón o paleta? Espera, espera. Y si me compro un jamón, ¿cómo lo corto?, ¿de qué manera se sirve?, y… ¿cómo lo conservo?
Es así, nos asaltan las dudas. Porque también hay otra pregunta que, metidos en faena, puedes llegar a hacerte: ¿me compro un jamón entero o tiro del loncheado? Pues tranquilo, que aquí estamos para resolver tus dudas y, como suele suceder con frecuencia en el universo del jamón ibérico, lo mismo te llevas alguna sorpresa. Atiende, joven aprendiz.
El corte, a cuchillo (casi) siempre.
La mejor forma de disfrutar de todo el sabor y la textura de un buen jamón ibérico es recién cortado. Eso es así. El grosor de las lonchas adecuado, la zona de corte más jugosa, una presentación en el plato que puede resultar hasta artística… Evidentemente, hay un montón de detalles a considerar, además: desde el tipo y la calidad del cuchillo hasta la del jamonero o el soporte, pasando por la formación del cortador y la maña que tenga, que ya se sabe que cada maestrillo tiene su librillo.
Visto así, parece que no hay color: mejor una pieza entera ¿No? ¡Ay, criatura de poca fe! Lo mismo que no todos los jamones son iguales —te hemos dicho cien veces que no todo jamón es ibérico y no todo ibérico es 100% ibérico—, tampoco todos los loncheados son iguales. Y como sabemos que no necesariamente vas a invertir el dinero, el tiempo y el esfuerzo necesario para sacarle todo el delicioso jugo a una pieza entera, siempre puedes contar con unos buenos sobres de jamón ibérico de bellota cortado a cuchillo. De esta forma, te evitas tener que comprar un jamón ibérico entero (sobre todo si no lo consumes muy habitualmente) y, a la vez, te quedas con todos los sabores del corte a cuchillo.
¿Por qué? Pues porque van directamente del cortador profesional al sobre que luego abrirás en tu casa. Sin trampa ni cartón. Todo el trabajo lo hará un señor o señora que sí que ha dedicado tiempo y esfuerzo a aprender cómo cortar un jamón ibérico de bellota como debe hacerse, para no desperdiciar ni estropear la pieza. Calidad en la materia prima y calidad en la manera de ponerla en la mesa. Y tú… abrir y a comer, que es a lo que hemos venido.
Cortado a máquina también vale.
Los loncheados son tendencia, ojocuidado con esto. El día menos pensado… trending topic, porque es una opción que elige más gente cada vez. Y no lo eligen a la ligera, no. Como hemos comentado comprar el jamón ibérico de bellota entero exige una preparación y un “saber cortar” que no está al alcance de todo el mundo.
Pero… ¿y si lo compramos cortado a máquina? Pues también vale, claro está, ya que tendremos el tamaño y el grosor perfectos para disfrutar del ibérico de bellota. Porque lo importante como casi todo en la vida es que el jamón ibérico sea, sobretodo, bueno, y que cumpla todos los requisitos para emocionarte: las grasas adecuadas, el tiempo de curación justo (no menos de 3 años) y, sobretodo, un sabor único e irrepetible que te haga decir… ¡Oh! Y luego, pues todo dependerá de lo que más se adecue a nuestras expectativas: si queremos ir más allá, loncheado cortado a cuchillo. Si queremos disfrutar de lo mejor del ibérico por un poco menos: loncheado a máquina. Y siempre, 100% ibérico y de bellota. Como debe ser.
Así que ahora sí que sí: Ya no tienes excusa para disfrutar del jamón ibérico de bellota, palabra de Cerdoh!