origen del jamón ibérico

Descubre la historia de los embutidos ibéricos

Cuenta la leyenda que el jamón nació el afortunado día en que un cerdo cayó en un arroyo con sal. O al menos, eso dice la leyenda.

Y sigue así: Unos pastores caminaban cerca de ese arroyo cuando descubrieron al desdichado cochino que se había caído dentro. Pero, como en aquellos años la comida aún no nacía en el supermercado, más que llorar por él, decidieron recogerlo, asarlo y, como por gracia del destino, descubrieron y saborearon los matices que la sal le había dado a aquel nuevo majar.

A partir de entonces, como ya imaginarás, el ser humano fue perfeccionando esos sabores y en la matanza de cada año la técnica del salado y del curado mejoraba.

Y así es como los amantes del ibérico conseguimos nuestro placer terrenal favorito: el jamón ibérico 100% de bellota.

Y colorín, colorado, esta historia ha terminado.

Espera. Espera. ¡Que eso es sólo una leyenda!

¿Quieres descubrir cuál es la verdadera historia del embutido ibérico?

¿Te has puesto cómodo? Si tienes a mano tu maridaje favorito y unas deliciosas lonchas de jamón, ¡estás listo para descubrir la historia del mejor embutido ibérico!

Hibera Ham, el jamón se remonta al latín

Nuestros ibéricos son productos muy nuestros. Poco tienen que ver con los cerdos de otros países y sus embutidos, pero en su historia hay una cosa clara: otras regiones y países han contribuido a crear nuestra apreciada tradición.

Hay un ingrediente clave sin el cual nunca hubieras saboreado ese sabroso pata negra que se deshace en tu boca mientras nos lees. La sal. ¡La bendita sal de la vida!

Pero, ¿desde cuándo tenemos sal? No podríamos imaginarnos un mundo sin ella, aunque no sería hasta el 3.000 A.C. cuando los egipcios empezaron a popularizarla como un elemento conservante.

Más tarde los íberos escucharon por vez primera las bondades de la sal de voz de los comerciantes que venían desde el otro lado del Mediterráneo. Curiosos, no dudaron en probarla y junto con el fuego comenzaron a dar forma a nuestras especialidades gastronómicas favoritas.

¡Seguro que en esas cocinas ya empezaba a oler muy rico!

Las ventajas de este condimento eran increíbles, ya que permitía consumir la carne de la matanza en buen estado durante todo el año, algo impensable hasta entonces.

Los Romanos, avispados ellos, no dudaron en adoptar este método de conservación durante el siglo III A.C. Así, la sal se convirtió en la forma imprescindible de alimentar a sus soldados en sus largos trayectos.

Cuando llegaron a Hispania, hubo algo que les dejó profundamente rendidos: nuestro jamón ibérico. Su fama lo convirtió en un producto de lujo, tanto que en Roma se llegaba a pagar el sueldo diario de un campesino por poco más de 300 gramos.

La prueba de que los romanos estaban enganchados a este producto tan nuestro está en que los emperadores Augusto y Agripa acuñaron monedas con la forma de un jamón.

Unos siglos más tarde, en la época de Al-Ándalus, los embutidos ibéricos pasan a ser un símbolo cristiano y de resistencia frente al imperio árabe. Este simbolismo, poco a poco, lo convierte en un referente culinario y cultural (además de seguir siendo un preciado alimento).

Y el chorizo conoció al pimentón

Los orígenes del embutido ibérico

Al principio de los tiempos de los embutidos, el jamón era el único que tenía ese toque sofisticado que hacía que tanto foráneos como autóctonos se sintieran más que rendidos a sus patas.

Pero pronto todo cambiaría y, otra vez más, las nuevas rutas de comercio con otros países tendrían la culpa.

En el Siglo XVI, gracias a la Ruta de la Seda y a los primeros barcos llegados de las Américas, los puertos españoles se convertirían en los mejores lugares dónde probar nuevos sabores y especias.

¿Sabías que antes de que llegara el pimentón en Europa los embutidos eran blanquecinos, o negros si llevaban sangre?

Nuestros antepasados pronto los incorporarían a los embutidos y las carnes para crear, como sólo nosotros sabemos, uno de nuestros productos ibéricos favoritos.

¿Que aún no sabes de qué estamos hablando? Te daré una pista: el pimentón y la calidad de nuestros cerdos ibéricos tienen la culpa de que en Cerdoh! nos guste tanto, tanto… ¡el chorizo ibérico!

Nuevas técnicas: ¡mejores ibéricos!

Los orígenes del embutido ibéricoAún hoy las novedades tecnológicas del pasado nos permiten disfrutar de los mejores embutidos. Pero los nuevos tiempos permiten nuevas novedades como, por ejemplo, el envasado al vacío.

Gracias a esta técnica, nuestros embutidos conservan el 100% de su sabor, frescura y siempre están a punto para disfrutar. Ni la visita más inesperada del cuñado nos sorprende.

No hay mejor momento para un anfitrión que el que se produce cuando nuestros invitados hacen… ¡oh!

La Revolución Industrial cambió la sociedad en la que vivimos y la tecnología pasó a tener más y más importancia en todos los aspectos de nuestra vida. Y eso, como te imaginarás, también repercutió en la producción de embutidos. Picadoras industriales, mejoras en las técnicas de secado y ahumado…

¿Qué nos deparará el futuro tecnológico a la hora de conservar nuestros sabores más tradicionales? No lo sabemos, pero seguro que gracias a ellos podremos seguir consumiendo nuestros embutidos ibéricos dónde más nos apetezca, incluido el espacio.

Nunca un chorizo había llegado tan lejos. En su primer viaje espacial, el astronauta Pedro Duque, se deleitó con un chorizo ibérico en el espacio.

Es la apasionada historia del embutido ibérico que sin duda se refleja en la historia de Cerdoh. Una tradición heredada de nuestros padres y abuelos y que nosotros, cinco hermanos bien avenidos amantes del Campo de Argañán, hemos querido continuar.

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